El mundo del cine está lleno de infames secuelas que nunca debieron haber salido, sin embargo, siempre hay pequeñas joyas que hacen que nunca se pierda la esperanza. En el caso de Bela y Sanyo pasa una cosa parecida. Son dos de los mejores jugadores de la historia que, tras verse las caras frente a frente durante muchas temporadas, decidieron unirse. Era una pareja de fantasía que gran parte del aficionado al pádel llevaba mucho tiempo esperando, sin embargo, el experimento duró apenas unos meses.
No todo fue negativo, pues durante el inicio de aquella campaña fueron capaces de desplegar un gran juego, llegando a ganar varios torneos y posicionándose como una alternativa real al reinado de Lebrón y Galán.
Todo cambió con una pequeña lesión de Bela, a partir de la cual empezaron a llegar malos resultados. De hecho, era la primera vez en la carrera del de Pehuajó que perdía en los dieciseisavos de final. Una racha que terminó por romper la pareja y separar sus caminos.
El “Mago de San Luís” se unió a Agustín Tapia y el “Boss” a Arturo Coello. Ambos pudieron recuperar su nivel con estos nuevos compañeros y, un año y medio después (con la conquista de un Mundial de por medio), vuelven a juntarse con el objetivo de darle un final feliz a esta saga.
Son jugadores experimentados, curtidos en mil batallas, que pueden presumir de ser dos de las figuras más grandes de la historia de este deporte. Ahí es donde radican sus pros y contras.
Por un lado, el currículum habla por sí solo. Bela y Sanyo son leyenda vivas y su mayor punto fuerte es lo buenos que son.
Pero, por otro lado, a esa calidad se le suma la veteranía. Saben controlar los partidos, manejar a los rivales y dar siempre el golpe adecuado. El control del espacio-tiempo es la mayor virtud que tienen ambos, por ello, siempre contarán con ese plus con respecto a quienes tengan en frente.
Un aspecto donde nadie les podrá ganar es en volumen de juego. Tanto Bela como Sanyo son jugadores capaces de pasarse un partido sin fallar una bola. Se sienten cómodos en los puntos largos y defender no les supone ningún problema. Con una de sus mayores armas, el globo, podrán ser capaces de poner a raya a los grandes pegadores del circuito. Sin lugar a dudas será una pareja que pondrá muy cara la victoria, sobre todo en pistas lentas.
Además, cuentan con una ventaja con respecto a su primera etapa y es que se les nota que tienen mucha menos presión. Ambos se sienten en el tramo final de sus carreras y se centran en disfrutar del pádel jugando juntos. No tienen nada que demostrarle a nadie y pueden dejar fluir su juego sin preocupaciones, a pesar de la veteranía, parece que se encuentran en un punto físico muy bueno.
Parece difícil señalar puntos débiles cuando hablamos de una pareja de este calibre, pero realmente tienen algunas carencias que veremos si son capaces de sortear.
En primer lugar, la más evidente: la capacidad de finalización de puntos. En un pádel vertiginoso como es el moderno, con jóvenes que dominan el espacio aéreo, Bela y Sanyo se quedan cortos en cuanto a remate. Como pareja, igual que será muy complicado ganarles, también deberán trabajar cada pelota al máximo para llevarse los partidos. Así que, en sus días poco inspirados, les será muy difícil conseguir victorias con facilidad.
Por otra parte, la veteranía les puede jugar malas pasadas. Aunque se encuentren en buen nivel físico, el calendario volverá a ser de máxima exigencia y es posible que les resulte complicado estar al máximo en todas las pruebas. La regularidad será uno de sus mayores retos.
Por último, nadie asegura que esta segunda parte sea buena. De hecho, no hay ninguna garantía de que no vuelvan a tener los mismos problemas que la primera vez. En aquel 2021, cuando uno se venía abajo, el otro no era capaz de levantar cabeza y viceversa. Además, cuando estaban mal eran capaces de perder cualquier partido por muy encarrilado que lo tuviesen. Son cuestiones que, en principio, habrán hablado entre ellos y estarán convencidos de no volver a caer en ellas, pero si ocurrió una vez, ¿por qué no va a poder repetirse?
Fernando Belasteguín y Sanyo Gutiérrez ya saben perfectamente lo que es ser números 1, no lo fueron juntos, pero sí por separado. Por ello, nunca se les puede descartar en esta pelea, pero parece que en esta ocasión les será muy difícil luchar por este objetivo.
Lebrón y Galán están intratables, además, otras parejas como Stupaczuk y Di Nenno o la incógnita de Tapia y Coello son también aspirantes de mucho nivel. Ante tal panorama, dar por hecho que Bela y Sanyo tendrán la regularidad suficiente como para estar en la lucha es demasiado. Nadie duda que tendrán buenos momentos y que, sin duda, serán candidatos firmes a ganar todos los torneos, pero esa dificultad a la hora de finalizar puntos es un lastre que les puede hacer perder en rondas tempranas en alguna ocasión.
En realidad no se deben poner expectativas en esta pareja. Ni ellos como jugadores, ni nosotros como aficionados. Es algo que se puede extrapolar a cualquiera de las del circuito, pero especialmente en este caso.
Simplemente, son Bela y Sanyo, leyendas en el final de sus carreras. Lo único a lo que deben aspirar es a disfrutar jugando y, nosotros, a disfrutar de ellos.
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