Siempre se habla del pádel como un deporte muy divertido, de fácil acceso y adaptado a diferentes niveles de condición física. Se ha popularizado en gran parte por estos motivos, pero es sorprendente que nunca se destaquen los numerosos valores que conlleva esta práctica.
Otras actividades, por su parte, dejan mucho que desear en cuestiones éticas. No siempre porque lo fomente el deporte como tal, sino por las diferentes situaciones que han podido ocurrir recientemente con escándalos vergonzosos. Desde insultos racistas, agresiones, amenazas y todo tipo de circunstancias que dañan la reputación de dichos deportes sin que la práctica en sí tenga nada que ver. Cosas que rara vez se ven en el pádel.
En el otro lado de la moneda, nos podemos encontrar ejemplos como el rugby, donde, a pesar de la violencia física de sus acciones, siempre se ha destacado la pureza y deportividad por encima de todo. O también el noble arte del pugilismo, donde el respeto por el contrincante es la tónica general de los enfrentamientos. Sin embargo, el pádel nunca se encuentra entre los deportes con mayor reputación en cuanto a ideales y, bien sea por el propio juego en sí o por la comunidad que es aficionada, sí que puede destacar por los valores que fomenta.
Los casos en los que ha ocurrido algo fuera de lo correcto se pueden contar con los dedos de una mano, por lo menos a nivel profesional. En toda una temporada son pocas las ocasiones en las que un jugador o entrenador comete una irresponsabilidad que atente contra los principios.
Últimamente, con la popularidad que ha ido ganando este deporte, han intentado generarse polémicas en torno a diferentes rivalidades o tesituras ocurridas en partidos, pero al final son cuestiones que no pasan a más. Por ejemplo, los pitos a Lebrón o lo que pasó con Sanyo, Tapia y las interrupciones por fisio de Galán. Al final hubo polémica un par de días, pero son nimiedades que no ensucian todo lo bueno que ha construido el pádel desde su creación.
Los valores fundamentales del pádel
Deportividad
La deportividad es un punto muy importante, que puede que a veces incluso se sobrentienda, pero en muchos deportes no es así. En el caso del pádel es admirable como toda la comunidad que lo practica está de acuerdo en algunos detalles que, aunque no son muy relevantes, son de admirar. Lo de pedir perdón cada vez que ocurre una situación desafortunada para el rival es algo que en otros deportes no sucede y se trata de un ejercicio de empatía muy destacable.
Además, otros lances del juego que pueden ser dudosos se terminan resolviendo por voluntad de los implicados. Bien sea porque un jugador reconoce que le ha dado dos veces o que no la ha tocado, o puntos dudosos que se solucionan con acuerdo común. Se trata de acciones en las que la polémica se resuelve de manera pacífica y sin mayores complicaciones. Sin duda, es admirable que este tipo de comportamientos esté tan extendido entre todos los grupos de jugadores.
Respeto
En este aspecto no solo destacamos el respeto que existe entre jugadores, entrenadores y árbitros, que también, sino también en cuanto al público.
La masa social tiende a cometer actos que individualmente no se harían y es por ello por lo que se pueden ver comportamientos poco adecuados cuando se junta a mucha gente. Sin embargo, en el caso del pádel, igual que en el tenis o golf, el respeto por el juego es admirable. Pocos deportes pueden presumir de un comportamiento como este, ya que el silencio que se da en el transcurso de los puntos es un ejercicio de saber estar muy destacable.
Además, salvo alguna ocasión excepcional, nunca se ha visto una falta de respeto por parte del público hacia ningún jugador. En general, la conducta de los espectadores es intachable. Tocamos madera para que siga siendo así.
Compañerismo
Esta no viene dada por la comunidad, sino que es una consecuencia directa del pádel en sí. A todos nos ha pasado que un jugador abronca a su compañero de malas maneras cuando falla y este inmediatamente se viene abajo, pues bien, la experiencia nos enseña que el apoyo mutuo favorece un mejor juego. La confianza en el deporte lo es todo y esta depende de uno mismo y, por otra parte, también del ánimo que le dé su pareja.
Además, no se trata de una actividad que incluya a muchos en un mismo equipo, sino que es un tándem. La coordinación debe ser perfecta para unos mejores resultados y los jugadores deben tener un entendimiento total. En muchas ocasiones es un acto de fe, como con una bola dudosa, donde se debe tener la tranquilidad necesaria para saber quién va a ir a por ella.
El pádel enseña compañerismo a la fuerza. Si quieres tener más posibilidades de ganar, has de ser buen compañero. Así de simple, así de fácil.
Innovación
El afán de innovación viene dado en gran medida por su juventud como deporte. El pádel es todavía un polluelo saliendo del cascarón explorando los límites de sus propias capacidades.
Por ejemplo, un partido de fútbol de hace diez años es bastante similar a uno de ahora. Sin embargo, un partido de pádel de hace diez años dista mucho con lo que se puede ver actualmente. En cada torneo y prácticamente en cada punto, los jugadores buscan llevar su juego un poco más allá. Cada vez hay más recuperaciones espectaculares, remates más altos, recursos más enrevesados y bolas imposibles. Esto ocurre porque en el pádel siempre se está buscando la innovación, inventar un golpe nuevo que rompa con lo anterior.
No solo se trata de juego, sino también en las palas y pistas. La lucha por encontrar el material más ligero y duradero es como una guerra fría entre marcas. La búsqueda encarnizada de una nueva tecnología que revolucione el pádel no hace más que ensalzar uno de los valores más importantes para el progreso como deporte. Si en la última década ya ha cambiado bastante el pádel, no podemos ni imaginar lo que ocurrirá en la siguiente.
Esfuerzo
En todos los deportes importa el esfuerzo, siendo uno de los valores comunes que determina la validez de cada uno para la victoria. A más capacidad de esfuerzo, mayores probabilidades de éxito. Sin embargo, esa capacidad de esfuerzo se ve aún más ensalzada en el pádel.
En otras disciplinas, como el atletismo, la perseverancia y el sacrificio son valores fundamentales, pero no tienen un efecto tan inmediato como en este caso.
Correr rápido a rescatar un punto, luchar por salvar una pelota bajo el afán de “una bola más”, suele dar su resultado. La poca paciencia a la hora de querer finalizar suele pasar malas pasadas y ahí es cuando el esfuerzo obtiene su recompensa.
Igualdad
El pádel es, posiblemente, uno de los deportes donde el valor de la igualdad está más extendido. Si bien es cierto que en este terreno se está avanzando mucho en general, en el caso concreto del pádel es mucho más significativo.
A nivel amateur, la cantidad de practicantes es bastante similar y, comparado con otros deportes, hay muchas mujeres que juegan. Esto es en gran parte porque se trata de una actividad donde la parte física no es tan importante y sí lo es el aspecto técnico y táctico.
Además, aunque el juego a nivel profesional es bastante diferente entre géneros, ambas categorías están muy bien valoradas por la comunidad aficionada y el público disfruta por igual de todos los partidos.
Por otro lado, está el tema económico. Porque, si bien es cierto que el tenis es otro deporte donde destaca la igualdad, ha habido cierta polémica históricamente con el reparto de los premios. En el caso del pádel, circuitos como World Padel Tour igualaron la cantidad percibida por los jugadores y las jugadoras. De esta forma, se salvan así las posibles diferencias que pudiera haber. Así pues, el pádel se erige como uno de los baluartes más importantes en cuanto a igualdad en el deporte.
En definitiva, estos son algunos de los muchos valores de este deporte y que todo padelero debería predicar. ¿Y tú, cuáles son para ti los valores más importantes del pádel?
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